lunes, 12 de noviembre de 2012

POR LA RUTA 66 DE LA OSTEOPATÍA. EL CAMINO DE ALAIN ABEHSERA


Antonio Ruiz de Azúa Mercadal





Revue L’ostéo4pattes. Ed. Vetosteo. N°16. Mars 2010. France.


“Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino, y no hay afrenta ni para ti ni para los otros en dejarlo, si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora sí la entiendo. Te diré cuál es: ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo; no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve.  Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.” Castaneda (1)



          A mediados de los años 90 corría entre los osteópatas españoles una leyenda urbana sobre la existencia en Israel de un misterioso osteópata llamado Alain Abehsera. Según esta leyenda, Abehsera había desarrollado una nueva visión de la osteopatía en la que se trascendía el hecho de tocar al paciente. En aquella época esta noticia despertó en muchos osteópatas, entre los cuales me encontraba, el deseo de conocer algún día a tan misterioso personaje y sus nuevas propuestas.

           Abehsera ha sido un personaje clave en la construcción de puentes entre la osteopatía americana y la europea. En 1972 fue cofundador, profesor y alumno de la escuela de osteopatía ESO-Maidstone en donde se graduó en 1975 con el diploma nº 1 de dicha escuela. Posteriormente, en 1985, también se graduó en Medicina en París.

             Una de las primeras metas que se propuso alcanzar al finalizar sus estudios de osteopatía fue viajar a los Estados Unidos de América para entrevistarse con los autores de los Yearbooks de la Asociación Americana de Osteopatía. Algunos de ellos conocieron a Still y a Sutherland por lo que, debido a su avanzada edad, ese viaje no podía demorarse.

"Yo quería conocer a todo aquellos que me habían hecho soñar. Y sobre todo tocar o ver a los que habían conocido a Still. Esto era prioritario ya que se estaban muriendo y tenía necesidad de tocar la Tradición para recibirla y transmitirla." Abehsera (3)

            Como un moderno peregrino de los caminos de la osteopatía, Abehsera realizó entre 1975 y 1976 varios viajes al interior de Estados Unidos para entrevistarse con Perrin T. Wilson, Howard y Rebeca Lippincott, Beryl Arbuckle, William Johnston, Rollin Becker, Viola Frymann, John Upledger, Irvin Korr, Mitchell Jr., Laurence H. Jones, etc.

Estados Unidos es un país joven que carece de rutas iniciáticas como el camino de Santiago o el de La Meca. En su lugar los norteamericanos han creado  otras vías de peregrinación más acordes con sus valores y estilo de vida. La más famosa de ellas es la “Ruta 66”, también llamada “la calle principal de América” o "Mother Road". La “Ruta 66” se construyó en los años 30 del pasado siglo para unir las costas este y oeste de los Estados Unidos, atravesando el territorio en donde nació la osteopatía. Actualmente recorrer esta ruta, sobre todo si se hace sobre una Harley Davidson o en un Corvette, se ha convertido en un recorrido iniciático en donde las ermitas, catedrales y albergues de peregrinos han sido sustituidos por antiguas gasolineras, viejos cafés y moteles de carretera igualmente emblemáticos.

Gracias a sus entrevistas con los autores de los Yearbooks, Abehsera conoció de primera mano el genuino espíritu de los pioneros de la osteopatía, conocimiento que se propuso compartir con sus compañeros europeos. A partir de aquel momento, y gracias a su mediación, algunos de los más importantes osteópatas americanos del momento como Upledger, Jones, Mitchell y Korr empezaron a cruzar el Atlántico para impartir sus enseñanzas en Europa.

Finalmente, en el solsticio de verano de 2009, y gracias a Pau Dalmau y a sus compañeros de la Fundació Escola d´Osteopatia de Barcelona, mi deseo de conocer a Alain Abehsera se vió cumplido.

Abehsera inició el curso afirmando que había venido a Barcelona para mostrarnos el punto en el camino de la osteopatía donde actualmente se encontraba. Partió de Francia hacia Inglaterra para estudiar allí osteopatía, continuando su andadura por diversos países de Europa, Estados Unidos e Israel, regresando finalmente a Francia. Y fue en Francia, durante una grave enfermedad, cuando Abehsera finalmente se <<transformó>> en un auténtico osteópata, es decir, en un enfermo de los huesos. ¿Podría ser de otra forma? ¿Puede tener empatía con el enfermo y aliviar su sufrimiento quien nunca ha estado enfermo? ¿Puede conocer la profundidad de la osteopatía quien previamente no se ha <<transformado>> en un osteópata?

         No basta poseer un extenso conocimiento teórico y práctico del arte de la osteopatía para considerarse osteópata. Nuestra capacidad intelectual y técnica puede conducirnos a ser <<doctos>> y experimentados osteópatas, pero para alcanzar un saber más allá de la razón y llegar a <<transformarse>> en osteópatas se precisa pasar por la vivencia. La mitología griega cuenta que el centauro Quirón padecía terribles dolores a causa de una herida incurable de flecha. Quirón era el hijo de un dios, y por tanto un ser inmortal, condenado a sufrir eternamente. No resignándose ante su enfermedad, emprendió la búsqueda de un tratamiento para su herida, descubriendo así los secretos del arte de la medicina, que transmitió a su discípulo Esculapio, dios de la medicina.

       Así mismo, Still, desilusionado con la medicina de su época por no ser capaz de evitar la muerte de sus hijos tras una enfermedad infecciosa, inició la búsqueda de otras terapias, descubriendo el 22 de junio de 1874 la osteopatía.

       Finalmente, también fue su propia enfermedad la que impulsó a Abehsera a buscar un remedio, a su curación. Había recibido tratamientos físicos y químicos característicos de la medicina tradicional, basada en la materia, pero no obtuvieron la respuesta esperada. Por ello tomó la decisión de buscar por su cuenta un remedio en los campos de lo intangible, de lo inmaterial. Además Abehsera comprendió que la solución a su enfermedad no la encontraría en el  exterior de su “yo”, en el “otro”, sino en el interior de sí mismo. Como el personaje de la novela “El Alquimista” de Paulo Coelho, Abehsera había realizado viajes lejos de su hogar buscando tesoros enterrados en países lejanos para, finalmente, descubrir que dichos tesoros se hallaban bajo el suelo de su propio hogar.

Como piadoso creyente, Still creía en la bondad de Dios. Afirmaba que el Creador había depositado en el interior de todos los hombres los remedios necesarios para su curación. Gracias a la osteopatía se podían activar estos remedios, permitiendo la curación. Abehsera comprendió el mensaje de Still y emprendió la búsqueda de un método de autocuración en el que no fuera necesaria la ayuda externa para acceder a estos remedios.

          Abehsera descubrió que muchas estructuras corporales se presentan funcionalmente de forma dual. Por ejemplo, el hemisferio cerebral izquierdo estaba estrechamente relacionado con el derecho, el corazón con el hígado, etc. Las relaciones entre el corazón y el hígado seguían leyes parecidas a las del rey y la reina en una partida de ajedrez; cuando estas leyes se quebrantaban se producía la enfermedad. En este caso la función del osteópata sería la de restablecer las leyes para conseguir de nuevo la armonía. El arte de relacionar el rey y la reina, de forma parecida al proceso alquímico, produce el rejuvenecimiento. Como afirma Abehsera “hemos de buscar en el tratamiento la elegancia y la nobleza”.

Pero, ¿cómo se realiza un tratamiento osteopático? Según Abehsera, antes de sanar los tejidos de sus pacientes, el osteópata debe rejuvenecer sus tejidos corporales mediante un proceso de autocuración. Como afirmaba Aldoux Huxley: "Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo." (4)

           Abehsera y su colaborador, Michael, propusieron a los asistentes del seminario un método de 15 puntos destinado a mejorar la autoconsciencia corporal y el equilibrio interno. De forma deliberada, el orden de ejecución de esta lista no estaba establecido, por lo que cada uno podía realizarlo de forma caótica, sin seguir un orden. Según la “Teoría del Caos”, los acontecimientos que siguen patrones caóticos son los más flexibles, pudiéndose adaptar a todas las circunstancias que se presenten, ya que albergan en su interior todas las combinaciones posibles. Por ejemplo, gracias a los patrones caóticos ha sido posible la vida en la Tierra ya que los seres vivos muy especializados, cuyas funciones estaban establecidas de forma rígida, no pudieron adaptarse a los cambios de su entorno y desaparecieron. Como sucede de forma recurrente, no sería extraño que muchos conceptos académicos, rígidos y dogmáticos de la osteopatía actual no puedan resistir el empuje de las nuevas ideas, aparentemente más caóticas, y sean olvidados.

Las nuevas propuestas de Abehsera despertaron entre los asistentes al seminario opiniones encontradas. Mientras unos se mostraron abiertos y esperanzados ante sus palabras, otros las cuestionaron. Pero nadie quedó indiferente. La capacidad de despertar emociones y generar debates entre sus alumnos son cualidades de los buenos maestros.

En osteopatía existen caminos que atraviesan terrenos llanos por los cuales el caminante transita con paso rápido y ligero, mientras que otros, más tortuosos y empinados, obligan a un paso lento y fatigoso.

           "La escalera de la osteopatía es una bella escalera. Desde su inicio no sabemos a donde nos llevará.
            Podemos empezar a recorrerla junto con otros compañeros aunque ninguno realicemos su recorrido con el mismo paso.
            Ella está allí proponiéndonos un nuevo paso cada día sin que sepamos, a lo largo de su ascenso, cual será el siguiente paso, su dirección y qué paisaje nos mostrará."   Patrick Chêne (2)

Al finalizar sus estudios, los jóvenes osteópatas discurren por sendas trazadas por sus profesores, pero con el tiempo irán abandonando los caminos conocidos y seguros en busca de otros más acordes con su personalidad. Graham Bell aconsejaba: "nunca andes por el camino trazado, pues él te conduce únicamente hacia donde los otros fueron". Muchos de ellos no abandonarán las conocidas sendas de la ortopedia, es decir, de la materia y de la estructura. Mientras que a otros, como Abehsera, su corazón les guiará por los desconocidos campos de lo intangible. Ninguno de estos caminos es mejor que el otro. Ninguno de ellos puede atribuirse el mérito de discurrir por la auténtica senda de la osteopatía ya que, como nos recuerda Patrick Chêne, ”no existe la osteopatía, existen los osteópatas.”

Personalmente ha sido reconfortante conocer, por fin, a este “rejuvenecido” viajero de las rutas de la osteopatía. Un caminante que nos anima a descubrir y recorrer nuestras propias rutas.

La osteopatía es un camino que nos hará felices si lo recorremos con corazón...  ¿con corazón o con hígado?

NOTA DEL AUTOR: Abehsera, como experto cabalista, juega con las palabras francesas ”foie” (hígado) y “foi” (fe), idénticas fonéticamente.


BIBLIOGRAFIA

1 - Castaneda, C. Las enseñanzas de Don Juan. Fondo de cultura económica. México. 4ª reimpresión. 1978.

2 - Chêne, P.  Editorial. Revue L´ostéo4pattes. Ed. Vetosteo. 2009; 12: 3.

3 - Ducoux, B. Yearbook story. Entretien avec Alain Abraham Abehsera, DO. MD. Académie d´Ostéopathie de France. AposStill. 2002; 11-12: 56-66.

4 - Huxley, A. Las puertas de la percepción. Edhasa. Barcelona. 1992.




1 comentario:

  1. Apreciado A R de A.: agradezco tu generosidad al compartir tus hallazgos con todos nosotros. Ahora , volviendo a leer tus planteamientos sobre la “Ruta…” encuentro aspectos enriquecedores que amplían el sentido de mi propia conciencia corporal. Un lujo exquisito que nos ayudan a la “transformación”

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