Dr. Antonio Ruiz de Azúa Mercadal
Médico osteópata (Barcelona)
Publicado en la página web Amigos de Chiari en el año 2004.
El colágeno
constituyente del cartílago, de los tendones y de las fascias forma una malla
muy compacta que, tras ser sometida a una tracción moderada, posee una cierta
capacidad de recuperación. Las manipulaciones vertebrales bruscas o repetidas,
si no han estado bien indicadas, pueden producir la fatiga del colágeno e
impedir su capacidad de autorregeneración. Las lesiones en el colágeno
constituyente de los ligamentos vertebrales pueden ser causa de inestabilidad
vertebral.
Las
manipulaciones vertebrales (técnicas directas vertebrales de gran velocidad y
de pequeña amplitud) están formalmente contraindicadas en las malformaciones
cráneo–cervicales. Movimientos rápidos en una vértebra irregular pueden
producir desplazamientos imprevisibles. Asociados a las malformaciones óseas se
encuentran malformaciones en los tejidos blandos que unen a las vértebras, por
lo que la biomecánica vertebral de esta zona es inestable.
Las
manipulaciones vertebrales con técnicas directas tiene que reunir las
siguientes condiciones:
1º. La
manipulación tiene que estar bien indicada y justificada.
2º. No tienen
que existir alteraciones en la forma de las vértebras que constituyen la
articulación a manipular. Por ejemplo, no se pueden manipular malformaciones
congénitas ni artropatías degenerativas de origen artrósico.
3º. Al
realizar una manipulación se debe aplicar la menor fuerza posible y dirigirse
en una dirección precisa. Para ello la articulación tiene que estar bien
localizada.
4º. El número
de sesiones será el mínimo posible.
5º. Hay que
tener en cuenta la globalidad del cuerpo humano y los efectos a distancia que
una manipulación puede producir sobre otras estructuras.
La existencia
de enfermedades con una médula a
tensión introduce un nuevo elemento a tener en cuenta en las
contraindicaciones de las manipulaciones directas de la columna vertebral. Las
manipulaciones directas se basan en los estudios de la fisiología articular
clásica, en los que no se valora la tensión en los componentes del interior del
conducto vertebral (médula, meninges, etc). Podemos considerar al conjunto de
la médula y sus meninges como una unidad anatómica a tensión. Así, la médula y
sus anexos podrían considerarse como uno de los elementos estructurales de
mayor longitud en el cuerpo humano. Por consiguiente, en los pacientes con
enfermedades en las que esta fuerza de tracción o tensión medular esté
incrementada, las manipulaciones bruscas de la columna vertebral podrían ser la
causa de lesiones (locales o a distancia) en la médula.
Entre las contraindicaciones
de las manipulaciones articulares vertebrales de gran velocidad y de pequeña
amplitud destacaremos:
a) Degeneraciones articulares
1º Procesos
artríticos: Artritis inflamatorias, espondiloartritis anquilosante, enfermedad
de Scheuermann, etc.
2º Procesos
degenerativos artrósicos con peligro de lesión o fractura de las
proliferaciones óseas, del cartílago y de la cápsula articular.
3º
Inestabilidad vertebral.
4º
Enfermedades metabólicas sistémicas que propicien la fragilidad del tejido óseo
(enfermedades endocrinas, osteoporosis, tratamientos con corticoides
sistémicos, etc).
5º
Traumatismos recientes, fracturas, roturas o luxaciones ligamentosas,
arrancamientos del periostio.
6º Hiperlaxitud ligamentosa, en especial la
inestabilidad atlanto-axoidea (apófisis odontoides inestable).
7º Sinostosis
vertebral yatrogénica (unión quirúrgica de las vértebras).
b) Malformaciones óseas congénitas
1º
Malformaciones cráneo-cervicales: Arnold Chiari, siringomielia, impresión
basilar, retroceso odontoideo, etc.
2º Fijación
del “filum terminale” en la espina bífida (Tethered cord syndrome).
3º Espina
bífida.
4º Escoliosis
idiopática severa.
5º
Agenesia de la apófisis odontoides.
6º
Hemivértebras.
7º
Sacralización de vértebras lumbares y lumbarización de vértebras sacras.
c) Alteraciones cardiocirculatorias y hematológicas
1º
Trastornos circulatorios en la base del cráneo (insuficiencia vértebro-basilar,
trastornos visuales provocados por una compresión arterial, trastornos en la
circulación carotídea, etc).
2º
Arteriosclerosis con calcificación aórtica.
3º
Aneurisma aórtico.
4º
Trastornos de la coagulación (incluidos los tratamientos con medicamentos
anticoagulantes). Trombosis.
5º
Hipertensión arterial elevada.
6º
Infarto de miocardio reciente.
d) Alteraciones neurológicas
1º Hernia y
prolapso del disco intervertebral diagnosticados mediante TAC o RMN. En estos
casos existen excepciones que se valorarán según el tipo de lesión.
2º Síndrome
del “tractus piramidal”.
4º Mielopatías
agudas.
e) Psicológicas
1º
Enfermedades psiquiátricas graves.
2º Pacientes
que expresen temor a la manipulación.
f) Otras
1º Tumores
que se asienten en el hueso (benignos y malignos).
2º
Enfermedades infecciosas articulares y óseas (osteomielitis infecciosas).
3º Osteomalacia.
4º
Pneumotórax.
5º Mujeres
embarazadas.
6º Ancianos y
niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario