sábado, 25 de noviembre de 2017

EL MONOCORDIO HUMANO


Antonio Ruiz de Azúa Mercadal




Publicado en francés en "Revue L’Ostéo4pattes. Ed. Vetosteo. 45 (63). Septembre 2017. 22-30".

RESUMEN

Se realiza una analogía entre los tratamientos osteopáticos y la acción de tocar la guitarra por parte del guitarrista, comparándose los elementos físicos y las bases para la actividad de ambos. El conjunto cerebro-médula-filum terminale es comparado con la cuerda de una guitarra y los componentes emocionales del ser humano con la música que se interpreta. Los movimientos ondulantes son una constante en el cosmos, en los movimientos del cuerpo humano y en la música de la guitarra. Son una manifestación de la entropía universal.



"Vaciémonos, seamos cañas, arpas, membranas, cuencos resonantes, convirtámonos en instrumentos para que la Música suceda a través nuestro, pues todos, absolutamente todos, somos músicos y tenemos una inimitable melodía que ofrecer." Rosales (1)


El hombre primitivo descubrió que al soltar la cuerda de su arco de caza se producía un sonido. No tardó en darse cuenta que este sonido mejoraba cuando se añadía al extremo del arco una calabaza hueca o el caparazón de una tortuga. Se creaba así un instrumento musical de cuerda muy sencillo.

En este artículo describiremos algunas analogías entre la música, la armonía y la melodía de la guitarra y del ser humano.


LA MEDULA ESPINAL COMO ELEMENTO ESTRUCTURAL Y MECANICO

La selección natural facilita que los genes de los organismos con mejor rendimiento energético pasen a las generaciones futuras. Por este motivo tendrán un mayor éxito reproductivo aquellos individuos cuyos órganos y tejidos realicen simultáneamente el mayor número de funciones biológicas posibles.
Una misma estructura anatómica suele realizar diferentes funciones. Por ejemplo, los huesos de las extremidades inferiores son al mismo tiempo elementos mecánicos para la deambulación, órganos de formación de eritrocitos y reservorio del calcio necesario para la vida. La estructura del sistema nervioso central (SNC) no puede ser una excepción a esta regla.

Hasta hoy se describía la médula espinal como una estructura anatómica formada por neuronas y otras células de origen ectodérmico cuya principal función era la producción, transmisión e integración de impulsos nerviosos. A partir del descubrimiento de la existencia de la fuerza de tracción medular (FTM) añadimos a estas funciones de la médula la de ser, por sí misma, un elemento anatómico estructural y mecánico. Los dos hemisferios cerebrales, el tronco del encéfalo, el cerebelo, la médula y el filum terminale constituyen una unidad muy compacta. Dicha unidad posee una tensión propia en su interior, la FTM, que se transmite desde sus anclajes, en el periostio del interior del cráneo (duramadre), hasta la inserción del filum terminale en el sacro. Constituye uno de los elementos estructurales más largos del cuerpo humano.

Numerosos autores han descrito otras fuerzas que actúan en el eje longitudinal del cuerpo humano. Entre éstas se encuentran las tensiones fasciales y de la piel, las de las cadenas musculares (en especial la posterior), las tensiones debidas a las uniones osteoligamentosas del raquis y aquéllas debidas a la duramadre. Ninguna de estas fuerzas predomina sobre las otras ya que entre todas se complementan y ejercen su acción al unísono dando como resultante una única fuerza. Actualmente en los tratamientos de medicina manual se tiende a tratar por separado cada una de estas fuerzas: las cadenas musculares son tratadas por los fisioterapeutas, la duramadre por los osteópatas, las uniones osteoarticulares por los traumatólogos, etc. En este artículo nos centraremos especialmente en la tensión propia de la médula espinal, la fuerza de tracción medular (FTM), remitiendo al lector interesado a los numerosos tratados que describen las demás.

Un aumento de la FTM por encima de los valores normales tiene consecuencias clínicas sobre la estructura del raquis y sobre la fisiología nerviosa (2).


EL SISTEMA CRANEO-SACRO Y SU SIMILITUD CON LA GUITARRA CLASICA ESPAÑOLA

Se puede realizar una analogía entre el conjunto del neuroeje (cerebro-médula espinal–filum terminale) en el interior del neurorraquis (columna vertebral) del ser humano con un instrumento musical de cuerda, el monocordio ("instrumento antiguo de caja armónica, como la guitarra, y una sola cuerda") (3). Una versión moderna del antiguo monocordio es la guitarra clásica española de seis cuerdas.





Figura nº 1. El divino Monocordio. Robert Fludd, siglo XVII (33)



La cuerda de la guitarra sigue un recorrido libre desde su inserción en la clavija hasta su anclaje en el puente situado en la tapa armónica. Esto nos recuerda las inserciones en el interior del cráneo de la masa encefálica, así como el recorrido libre de la médula en el interior del canal vertebral hasta su inserción en el sacro mediante una "cuerda" tensa, el filum terminale (FT).

En los tratados clásicos de anatomía se representa gráficamente la médula espinal centrada en el interior del canal raquídeo y equidistante del contorno óseo vertebral y de la duramadre. Estos dibujos están basados en los estudios anatómicos de cadáveres y han condicionado muestra manera de ver y entender la fisiología y la anatomía del raquis. Por el contrario, en las proyecciones sagitales de las RMN de la columna vertebral in vivo la médula puede no estar centrada en el interior del canal raquídeo, sino que sigue el camino más recto entre los dos extremos de las curvaturas. Este conjunto nos recuerda la cuerda de un arco de caza y las de los instrumentos de cuerda primitivos. Así, en la curvatura lumbar la médula entra en contacto con la parte posterior de las vértebras (arcos vertebrales) mientras que en la zona dorsal roza la zona anterior (los cuerpos vertebrales). La duramadre sí sigue las curvaturas de la columna, lo que indica que está más relajada que la médula.


LA ANATOMIA DEL MONOCORDIO HUMANO

Describiremos en sentido descendente los elementos de la guitarra clásica española y sus equivalentes en el cuerpo humano. Seguiremos la terminología descrita en las obras sobre la guitarra clásica española de Gabriel Rosales (4)(5).







Figura nº 2. La guitarra y el Monocordio humano (A. Ruiz de Azúa & J. Elizalde)
Las numeraciones aparecen explicadas en el texto. Para mayor claridad se han suprimido las imágenes 7a y 7b. La cauda equina se representa en la figura 4 de este artículo.


1a) Las cuerdas de la guitarra y la regulación de su tensión. Hasta mediados del siglo XX las cuerdas eran de origen animal. El sonido de la guitarra depende del grado de tensión de sus cuerdas. El ajuste de la tensión se logra girando la clavija que está en uno de los extremos de la cuerda. Cuando el guitarrista percute la cuerda la desplaza de su posición de reposo deformándola. Al volver a su posición original vibra y genera un sonido. Cuanto mayor sea la tensión de la cuerda, mayor será la resonancia de su nota fundamental. Percusiones muy fuertes producen vibraciones intensas que pueden dañar las cuerdas e incluso sus inserciones.

1b) La médula espinal y las variaciones en la fuerza de tracción medular (FTM). La médula tiene una tensión propia: la fuerza de tracción medular (FTM). Es un elemento de cohesión vertebral en el interior del canal vertebral. La FTM se produce por la diferencia de longitud existente, a partir del tercer mes del desarrollo embrionario, entre el neurorraquis (que actúa como continente) y el neuroeje (que actúa como contenido) (6). Todas las situaciones que produzcan una tensión en dicha zona pueden producir variaciones en la FTM temporales o permanentes. Si se superan ciertos umbrales de tensión pueden aparecer trastornos mecánicos o funcionales. Yamada (7) comprobó, en experimentaciones con gatos, que tracciones sobre el filum terminale (FT) del orden de 1 gramo no producían ningún cambio metabólico en el tejido nervioso de la médula espinal lumbosacra. Tracciones de 2 a 4 gramos producían variaciones del potencial redox mitocondrial de la célula nerviosa, alteraciones del potencial bioeléctrico y una disminución de la circulación intersticial del tejido nervioso. Tensiones de 5 gramos anulaban la actividad bioeléctrica y la circulación intersticial produciendo isquemia y muerte de la célula nerviosa del tejido medular lumbosacro. Es decir, cualquier acción mecánica sobre la estructura de la médula espinal produce variaciones de la FTM y ejerce una acción directa sobre su función, el metabolismo del SNC (la estructura rige la función).

2a) La pala o cabeza de la guitarra. Es una de las dos partes más distales del cuerpo de la guitarra. Es la base en donde se inserta el clavijero.

2b) La cabeza humana. Es la zona más distal del cuerpo humano. El cráneo es la estructura ósea de la cabeza y en su interior se encuentran el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral envueltos por las meninges.

3a) Clavijero de la guitarra (seis clavijas). En la guitarra española hay seis clavijas. Las clavijas son llaves de mecanismo dentado que, mediante su giro, aumentan o disminuyen la tensión de las cuerdas, permitiendo afinar la guitarra.

3b) Inserciones de la duramadre en seis huesos del cráneo. Según Sutherland y otros osteópatas, los huesos craneales tienen una cierta flexibilidad gracias a la especial disposición de sus suturas dentadas. La duramadre es la más resistente de las meninges y actúa como periostio en la cara interna de los huesos del cráneo, ayudando a fijar sobre ellos la masa encefálica. Esta acción está facilitada por unos repliegues de la duramadre que forman la hoz del cerebro, tienda del cerebelo y la hoz del cerebelo que transmiten la FTM a los 6 huesos del cráneo:

1. Al etmoides, a nivel de la apófisis crista galli a través de la hoz del cerebro.
2. Al esfenoides, a nivel de las apófisis clinoides posteriores a través del extremo de la tienda del cerebelo.
3. A los temporales, a través de las inserciones laterales de la tienda del cerebelo.
4. A los frontales, a nivel de la sutura metópica, a través de las inserciones de la hoz del cerebro.
5. A los parietales, a nivel de la sutura sagital, a través de la inserción de la hoz del cerebro.
6. Al occipital, a nivel de la cresta occipital interna, a través de la inserción de la hoz del cerebelo.


4a) Cejuela (ceja o cejilla) de la pala de la guitarra.  Está situada en la parte inferior de la pala o cabeza de la guitarra. Posee unos surcos o canales por donde pasan y se asientan las cuerdas saliendo libres hasta su inserción final en el puente. Si los surcos o canales son excesivamente estrechos, oprimen las cuerdas de forma desigual corriendo el riesgo de salirse de los surcos, produciendo así sonidos desafinados y oyéndose un clic inarmónico.

4b) Foramen magnum. Está situado en la parte inferior del cráneo, en el hueso occipital. Es un orificio por donde pasa la médula espinal. La duramadre se inserta en este orificio y en las primeras vértebras cervicales, antes de partir libre por el canal vertebral hasta su inserción en el sacro. Diámetros anchos o estrechos del foramen magnum pueden dar lugar a distintas patologías. En personas con tensiones a nivel de la base del cráneo son frecuentes los crujidos o clics espontáneos producidos por las articulaciones vertebrales.

5a) El diapasón y sus diecinueve trastes. Sobre el diapasón discurren libres las cuerdas de la guitarra. Etimológicamente proviene del griego "dia" (a través) y de "son" (todas las cosas). El diapasón no es recto, sino ligeramente curvo. Sobre él se encuentran diecinueve trastes, unas barras incrustadas en la madera que dividen el diapasón en segmentos. Para que la guitarra pueda afinarse correctamente, la distancia entre los trastes tiene que estar bien calculada. Según los trastes que se presionen con los dedos se producen unas notas musicales u otras. Si los bordes de los trastes sobresalen actúan a modo de filo cortante y estropean las cuerdas.

5b) La columna cérvico-dorsal y sus diecinueve vértebras. La columna no es recta sino curva (cóncava y convexa). A través del interior de la columna discurre la médula espinal y se transmiten muchas de las informaciones nerviosas del organismo. Las vértebras son los elementos óseos de la columna. En la columna cérvico-dorsal hay diecinueve vértebras, siete cervicales y doce dorsales. Las distancias entre ellas pueden variar tras un accidente, en fracturas osteoporóticas, en degeneraciones artrósicas, etc. Si los bordes de las vértebras tienen salientes (como en las hernias discales) o bordes cortantes (como en las degeneraciones osteofíticas y en las espondilolistesis) se puede comprimir y lesionar la médula espinal o las raíces nerviosas que salen de ella. Según la vértebra que se lesione se produce la alteración de un nervio raquídeo u otro.

6a) La caja de resonancia de la guitarra. Es una caja formada por paredes rígidas (fondo, aro y tapa). Al percutir una de las cuerdas de la guitarra a tensión, la caja de resonancia amplifica y modula las vibraciones. La caja de resonancia es, por tanto, un espacio ocupado por un fluido, el aire. Los fluidos entran en resonancia con las vibraciones

6b) El fondo de saco dural en el interior de la columna lumbosacra. En el adulto la médula espinal acaba en el cono medular, a nivel de L1. La duramadre continúa más abajo de L1, formando el fondo de saco dural que tapiza interiormente las vértebras lumbares y el sacro. En este espacio se encuentran diversas estructuras. Por el interior del fondo de saco dural discurre el filum terminale (de 1,5 a 3 mm de grosor) que, partiendo del cono medular, se inserta en el sacro a nivel de S2-S3. Por tanto, el filum terminale está situado en el interior de un espacio que limita por la parte anterior con los cuerpos vertebrales de la columna lumbar y sacra, y por  las partes posterior y lateral con los arcos vertebrales. Contiene en su interior un fluido, el líquido cefalorraquídeo. En neurocirugía se observa que el filum terminale está a tensión por la FTM y su percusión recuerda la de una cuerda de guitarra (signo de la cuerda).

7a) Abanico de la tapa armónica de la guitarra (barras armónicas).. Adheridos a la parte interna de la tapa armónica y fondo de la guitarra se disponen unos listoncillos de madera en forma de radios a modo de  abanico. Su función es compensar y amplificar el sonido.


7b) Cauda equina. Los nervios raquídeos lumbares y sacros se esparcen en forma de radios de un abanico en el interior del fondo de saco dural.



8a) El puente de la guitarra. Es el punto de fijación de las cuerdas de la guitarra sobre la tapa armónica. Si la tensión de las cuerdas es excesiva puede transmitir su tensión a la tapa sobre la que se asienta e incluso agrietarla.

8b) S2-S3 a nivel del sacro. Es el lugar de fijación del filum terminale a nivel del sacro. En ocasiones hay tanta tensión que el filum terminale perfora el saco dural con su roce, produciendo fístulas por donde se pierde líquido cefalorraquídeo.

9a) El taco. Se encuentra adherido en el interior de la caja de resonancia uniendo todas sus líneas de presión y dándole una unidad funcional. Gracias a él, la caja de resonancia se mantiene tensa

9b) El ligamento sacro-coxígeo de la duramadre. Es un ligamento que, partiendo del fondo del saco dural, se dirige hacia el coxis en donde se fija. Por su disposición parece anclar y tensar el fondo de saco dural. Crea una continuidad entre la duramadre de la columna vertebral y el coxis.





Figura nº 4. RMN columna lumbar (A. Ruiz de Azúa & J. Elizalde)


Plano sagital de una RMN de columna lumbosacra. Paciente de 44 años con una hernia vertebral L1-L2 y protusiones en L3-L4 y L4-L5.
1. L1.
2. Hernia en L1-L2 que protuye en el canal vertebral.
3. La duramadre separada de la parte posterior del cuerpo vertebral por la hernia L1-L2.
4. Duramadre en la zona dorsal del canal medular.
5. Médula espinal.
6. Conjunto filum terminale y cauda equina.
7. Elementos de la cauda equina en forma de abanico.


LA PARTITURA MUSICAL HUMANA. LA MEMORIA TISULAR

Tenemos definida la guitarra osteopática, el monocordio humano. Ahora describiremos la partitura escrita en los tejidos, los movimientos para ejecutarla y la música que interpreta.

Tradicionalmente cuando hablamos de memoria (consciente o inconsciente) entendemos la producida por la actividad de las células neuronales. En un sentido más amplio, aplicamos el término “memoria” a las modificaciones que se pueden producir en la organización interna de los tejidos de un organismo tras un acontecimiento. Unas modificaciones se producen durante el desarrollo embrionario (constitucionales o primarias) mientras que otras se adquieren durante la vida (secundarias).

Los tejidos humanos, al igual que otros materiales, pueden contener memoria de las acciones a las que han sido sometidos. La ingeniería de los materiales describe dos tipos de comportamiento frente a una acción mecánica (8): Unos, los materiales elásticos, se deforman sin producir cambios en su estructura, retornando a su antigua forma al devolver la energía recibida. En otros, los materiales plásticos, se producen modificaciones en el interior de su estructura, reteniendo para ello una parte o toda la energía recibida. Los materiales plásticos guardan, de esta forma, una memoria de las fuerzas recibidas.

Smith (9), citado por el profesor Elices, llama a los materiales que guardan memoria "materiales fúneos". Funes era un personaje de Borges con una gran memoria. Los materiales elásticos son "afúneos" porque no tienen la capacidad de modificar su estructura y, por tanto, no pueden contener memoria. Gracias a sus características, los materiales y tejidos biológicos son una fuente de inspiración para la ingeniería de los materiales (10). Actualmente se investigan nuevos materiales orgánicos inteligentes que sean capaces de retener memoria, adaptarse a las diferentes condiciones a las que sean expuestos y que maduren y envejezcan como lo hacen los tejidos biológicos. Según el profesor Elices:

"Los nuevos materiales que se diseñen en el futuro no tienen porque seguir mudos, ciegos o sordos, ni permanecer pasivos frente a los ataques del exterior. Los nuevos materiales, de forma parecida a los seres vivos, deberían ser capaces de sentir, interpretar el significado de las sensaciones y obrar en consecuencia. Los materiales del futuro podrán sentir la angustia por el envejecimiento progresivo y el dolor por las agresiones, intentarán reparar los daños y gritarán para pedir ayuda cuando no puedan valerse por sí mismos." Elices (11).

Hay una gran variabilidad en las características mecánicas de los tejidos humanos. En unos predominan las características elásticas, en otros las plásticas y otros poseen características mixtas. Por ejemplo, durante las primeras fases del desarrollo embrionario la placa neural, precursora del cerebro y de la médula espinal, posee características viscoelásticas (12). Esto le será útil durante el desarrollo embrionario, ya que se precisa una gran movilidad de los elementos celulares para el remodelado del embrión. Posteriormente, en la fase de adulto, el tejido nervioso que constituye el cerebro y la médula espinal pierde parte de esta adaptabilidad, ganando rigidez y surgiendo en su interior una tensión propia, la fuerza de tracción medular (FTM) (2).

Los materiales plásticos y elásticos inorgánicos responden instantáneamente a las fuerzas a las que son sometidos. Su deformación es lineal con el tiempo. Los materiales viscoelásticos orgánicos precisan un tiempo para absorber las fuerzas y producir una deformación. Su deformación es curva en función del tiempo. Cuanto más rápido se aplique una carga, más resistencia se obtendrá a la deformación (13).

En el interior de algunos tejidos humanos hay un movimiento constante originado por las reacciones metabólicas, por el turnover celular de la regeneración de las proteínas, por la movilidad de las células de reparación (macrófagos, fibroblastos, osteoblastos, osteoclastos) y de las células de defensa (leucocitos, linfocitos), etc. A pesar de esto, podemos considerar que estos tejidos tienen las propiedades de los materiales plásticos. Es decir, muchos tejidos humanos son capaces de deformarse y, por tanto, son materiales fúneos. Toda acción sobre un tejido humano puede producir una modificación en la organización de su estructura, un cambio en la información de su memoria tisular.

En algunos casos es fácil observar los cambios en la memoria tisular; por ejemplo las cicatrices que se producen en la piel, las adherencias en las fascias profundas tras una operación quirúrgica, las deformaciones tras la consolidación de un hueso fracturado, las manchas cutáneas tras una quemadura, los dolores tras una queratitis herpética, la inflamación y contracción muscular tras una contusión, la distrofia simpático-refleja  (enfermedad de Sudeck) tras una compresión o una fractura, etc.

El monocordio humano, para funcionar correctamente, no puede vibrar por encima de una determinada frecuencia. Estudios en pacientes sometidos a vibraciones de frecuencias superiores a 5 Hz objetivaron lumbalgias y otras lesiones de la columna vertebral (13).

En los grandes traumatismos se produce una vibración violenta de todo el cuerpo en un tiempo muy corto. Debido a que el conjunto cerebro-médula-filum terminale posee una continuidad anatómica con una tensión propia, la FTM, esta vibración se transmitirá a todo el SNC (14). El tejido nervioso es un material plástico y dicho aumento de tensión puede producir modificaciones y lesiones tisulares y, por tanto, crear una memoria tisular.

Para fijar esta memoria tisular se requiere un aporte de energía, un proceso de entropía negativa (15). La entropía es el segundo principio de la termodinámica y afirma que la energía del cosmos tiende a la expansión y no a la concentración. La vida y la evolución de los seres vivos son excepciones a la entropía del universo ya que en ellas se producen estructuras cada vez más complejas que requieren concentración de energía (16) (17).


LA INFORMACION PRIMARIA. EL ECTODERMO, EL DIRECTOR TISULAR

Algunas de las informaciones esenciales del organismo deben buscarse en sus tejidos más arcaicos. En los cordados, el ectodermo fue la primera de las tres hojas embrionarias que apareció a lo largo del proceso evolutivo. Las otras dos hojas, el endodermo y el mesodermo, surgieron mucho después. Durante las primeras semanas del desarrollo embrionario de los cordados se produce un engrosamiento en la superficie del ectodermo que dará lugar a la placa neural. Posteriormente se produce la invaginación y cierre de esta placa neural formándose el tubo neural, origen de la médula y de la masa encefálica.

Alrededor de ese primer eje longitudinal, que corresponde al tubo neural, se organizará el resto del cuerpo del embrión. Bajo la influencia de este primer eje se formarán todos los demás elementos del raquis, como son la notocorda y los somitos (18).

En los tejidos, la organización es sinónimo de información. Los tejidos muy organizados (como el sistema nervioso) son muy estables. La estabilidad permite guardar mejor la información que contienen. El tejido nervioso es un tejido con mucha información y un alto grado de organización. Su metabolismo y la tasa de renovación de sus estructuras es muy bajo. Por el contrario, los tejidos de origen mesodérmico son muy activos metabólicamente y la tasa de renovación de sus estructuras es muy elevada. El tejido nervioso ocupa, pues, una función directiva en el organismo mientras que los tejidos derivados del mesodermo tienen una función trófica (nutritiva) (19).

En osteopatía, al hablar de las alteraciones mecánicas y estructurales del cuerpo humano nos referimos principalmente a las alteraciones producidas en los tejidos mesodérmicos como el tejido muscular, el tejido óseo, los tendones, las fascias (como las tres meninges), etc. Es necesario añadir a éstos los tejidos ectodérmicos, cuyas anomalías pueden ocasionar patologías mecánicas y funcionales.


LA ENTROPIA. LA MUSICA DEL UNIVERSO

La vida transcurre acoplada a gradientes de disipación de energía. La energía electromagnética llega a la Tierra desde el cosmos en forma de luz (fotones), es recogida por los vegetales a través de la fotosíntesis y concentrada en forma de compuestos orgánicos complejos con un alto nivel energético (entropía negativa).

La vida es ciertamente un proceso cósmico de aumento de organización.” Margalef (19)

Posteriormente, esta gran cantidad de energía organizada se irá consumiendo en las sucesivas etapas de la cadena trófica. Es una cascada energética que desciende de niveles de gran concentración de energía (las plantas) a otros de baja concentración energética. Acoplados a los diferentes niveles de esta cascada se encuentran todos los seres vivos de la cadena trófica (animales herbívoros, animales carnívoros, etc).

A su vez, cada organismo posee en su interior su propia cascada de disipación de energía cuyos escalones son los diferentes tejidos y órganos que lo componen. Estos saltos energéticos van asociados a un flujo de electrones permitiendo a los tejidos la producción de trabajo en forma de movimiento, calor y reacciones metabólicas necesarias para la vida.

“Los organismos y los ecosistemas son manifestaciones materiales del puente o ruta que va desde la captura de fotones hasta el sumidero final de energía.” Margalef (19)

Al final de todas estas cascadas la energía recibida del cosmos se habrá disipado en forma de calor y otras radiaciones electromagnéticas y devuelta al espacio de donde vino para contribuir a la entropía y expansión del universo. Su paso por la vida en la Tierra será una ruta más lenta.

“La vida no tiene prisa, el flujo de energía se retrasa al pasar por toda la cadena de la vida. Sólo se retrasa el ciclo.” Margalef (19)

La entropía es la música del universo con la que baila el dios Shiva, el danzante cósmico; esa música que todos nosotros llevamos en el interior (20).

Si un ser vivo o un tejido se desconecta de esta cascada de disipación de energía, su materia pasa a ser materia sin vida. No se puede entender el cuerpo vivo como un sistema cerrado energéticamente, sin conexiones con su entorno. Cuando muere, la energía retenida por la estructura del cuerpo ya no realiza ninguna función y es devuelta al cosmos. La estructura, la función y la energía están íntimamente unidas.

“En los sistemas vivos, persistencia estructural y función son inseparables de modo que la estructura es, ni más ni menos, un sistema de disipación de energía.” Margalef (19)


MOVIMIENTOS ESPONTÁNEOS EN EL CUERPO (LA RESONANCIA EMOCIONAL)

En física la liberación de energía se manifiesta, entre otras, en forma de radiación (como el calor) o de movimiento. También con el movimiento y el calor se produce la movilización de la energía retenida en los materiales plásticos.

Los tejidos del cuerpo humano también desprenden calor y producen algunos movimientos rítmicos espontáneos no conscientes. Para entender la procedencia de alguno de estos movimientos debemos recurrir al estudio de los antiguos cordados, como los peces, de los que descendemos. La actual constitución del hombre es fruto de su evolución. Los cordados son animales segmentados en miómeros (unidad básica del raquis). La contracción alternante derecha-izquierda de los músculos de los miómeros produce flexiones laterales del cuerpo. Se originan ondas que se propagan de delante atrás, dando como resultado una fuerza de propulsión hacia delante; es el llamado movimiento ondulante o anguiliforme (21). Algunos de los cordados primitivos eran cazadores y sus movimientos ondulantes evolucionaron a movimientos oscilantes que, apoyándose en dos fulcrum de su cuerpo, permitían impulsos rápidos ideales para la caza. Posteriormente, algunos peces se adaptaron a la respiración aérea surgiendo el filum de los anfibios. Éstos se desplazaban sobre sus cuatro extremidades (tetrápodos) en forma oscilante, utilizando dos fulcrum: uno en la cintura escapular y otro en la cintura pélvica. Los anfibios también utilizan como órgano de propulsión su propio cuerpo (22). Hace unos 3,5 millones de años aparecieron los homínidos que adoptaron la posición bipodal aunque todavía utilizaban en su marcha los dos fulcrum coordinados (pélvico y escapular). Hace  sólo 1,2 millones de años la columna vertebral de los homínidos se adaptó para que éstos pudieran caminar erguidos (23).

En los cordados el movimiento  evolucionó paralelamente a su SNC. Las funciones motoras pasaron  a ser controladas racionalmente tomando asiento en la corteza cerebral, de reciente aparición. Los movimientos involuntarios quedaron postergados al control de los centros nerviosos del tallo cerebral.  Así,  movimientos simples como extensión, giro y rotación del cuerpo están regulados por núcleos del diencéfalo y del mesencéfalo, por lo que enfermedades de estos núcleos (tales como la corea)  producen movimientos involuntarios incontrolables.

En el interior del cerebro (no en la corteza) encontramos los centros nerviosos que rigen los movimientos involuntarios y las áreas que rigen los instintos y las emociones. No es de extrañar que movimientos involuntarios y emociones estén íntimamente relacionados.

La música propicia estados emocionales ligados al movimiento del baile. También el baile y la música se utilizan en algunas prácticas religiosas (derviches, tribus indígenas, etc) y en psicoterapia para inducir determinados estados emocionales.

Otros tipos de movimientos espontáneos han sido estudiados en las diferentes áreas de las ciencias de la salud. Entre ellos destacamos el movimiento respiratorio primario (MRP) estudiado en osteopatía y los movimientos psico-miokinéticos descritos en la teoría motriz de la conciencia (TMC). Charles Darwin (25) y William James (26) iniciaron el estudio de la TMC en el siglo XIX, siendo posteriormente desarrollada y ampliada en el siglo XX por numerosos investigadores entre los que destaca Emilio Mira y López (27) (28).

El Dr. Mira y López estudió la actividad muscular propioceptiva en relación con la personalidad a través de un test expresivo, el "Psicodiagnóstico Miokinético" (PMK). Con el PMK se hace un diagnóstico psíquico a través de las características de ciertos movimientos realizados por el individuo. Tal como describía Mira y López:

"Cualquier actividad mental considerada desde un punto de vista objetivo es una sucesión de actos que se desarrollan sobre plataformas actitudinales previamente formadas; así, cada cambio de conducta se traduce en un cambio de las tensiones musculares y altera su forma de equilibrio." Mira y López (27).

Es decir, para poder pensar nuestro cuerpo adopta una posición previa (actitud). Nos situamos en el espacio activando determinados grupos musculares e inhibiendo otros. De la misma manera, no podemos realizar un movimiento determinado sin antes predisponernos mentalmente. Según la TMC, el conocimiento es una experiencia motora que se realiza a través de la actividad muscular propioceptiva. En el cuerpo se producen constantemente pequeños movimientos espontáneos en relación con nuestros pensamientos y estado emocional. Estos pequeños movimientos se desarrollan involuntariamente y normalmente no son percibidos. Todo esto se puede poner en evidencia con técnicas cinematográficas de alta velocidad, con el estudio del trazo (PMK) y con tests grafológicos (29). En la escritura dibujamos (grafiamos) el movimiento. La palpación entrenada del osteópata también puede detectar estos movimientos. Según el estado emocional del paciente estos movimientos tienen un ritmo, amplitud y armonía propios de cada individuo y de cada situación.

Todos estos movimientos que hemos descrito por separado están coordinados y se producen al unísono

Como vemos, el movimiento es algo más que la activación de grupos musculares con el fin de desplazarse de un lugar a otro. El movimiento está íntimamente relacionado con la conciencia.


EL TRATAMIENTO OSTEOPATICO Y LA ACCION DE TOCAR LA GUITARRA 

En algunos tratamientos osteopáticos el osteópata adopta posturas que nos recuerdan la forma de tocar la guitarra.






Figura nº 5. Semejanzas en los posicionamientos del guitarrista y del osteópata (A. Ruiz de Azúa & J. Elizalde)


El osteópata visualiza y trabaja tensiones en el eje cráneo-sacro, aumentándolas o disminuyéndolas como si se tratara de una cuerda a tensión. Hace vibrar esta cuerda y acompaña con sus manos los movimientos que se producen en los tejidos del cuerpo, buscando la armonía cinética y corrigiendo las restricciones mecánicas que la perturban. Con el contacto de la mano pone en comunicación la memoria tisular de los tejidos lesionados con los de su alrededor. Este contacto manual permite que se produzca el gradiente de disipación de energía entre los tejidos. El calor y el movimiento serán los vectores de esta circulación de energía. Se favorece la entropía en el interior del cuerpo, la conexión con la cascada energética, permitiendo el restablecimiento de los mecanismos de autocuración que proclama la filosofía osteopática de Still (30).

También destacó Still (30) la interrelación existente entre la estructura y la función de un órgano (“la estructura rige la función”) es decir, al actuar sobre una estructura (el neuroeje) influimos sobre su función (la actividad neurofisiológica).


La infancia es un periodo de máximo interés en osteopatía. El raquis del recién nacido posee una sola curvatura y el cono medular está situado a nivel de L3. Durante el crecimiento aumenta la diferencia entre la longitud del neurorraquis y la del neuroeje produciendo la migración relativa del cono medular de L3 a L1 y la aparición de las tres curvaturas. Durante el periodo infantil la osteopatía puede facilitar que esta migración sea armónica, evitando que las tensiones externas la bloqueen y produzcan un aumento de la FTM.

Los tratamientos osteopáticos respetan y acompañan los movimientos espontáneos que se producen en el cuerpo. Son un diálogo con la melodía cinética y emocional que encuentra en el cuerpo humano.  En un cuerpo sano estos movimientos son suaves, rítmicos y armónicos.

"Cuando el cuerpo está lleno de salud y de vitalidad, cada órgano emite vibraciones que se modulan armoniosamente con las manifestaciones mentales, emocionales o espirituales." Frymann (31)

Estos movimientos que se producen espontáneamente en el interior del cuerpo son acompañados por el osteópata. El seguimiento de tales movimientos no produce molestias al paciente ya que no se sobrepasan los límites articulares fisiológicos. El cuerpo se protege, mediante el dolor y la contracción muscular, de aquellos movimientos articulares que pudieran dañarlo.

Los movimientos bajo nuestras manos se perciben de forma distinta según éstas sigan el sentido de los movimientos o queden fijas. Si se siguen los movimientos sin oponerse a ellos se percibe su amplitud, su ritmo y su fuerza vital. Si nos oponemos a estos movimientos con una palpación estática provocamos una resistencia y lo que observamos es la respuesta a nuestra oposición, la lucha contra nuestro freno. Es decir, con el acompañamiento observamos la expresión de movimientos libres y espontáneos.

Nuestros movimientos están ligados a nuestras emociones. En determinados estados emocionales encontramos algunos patrones de movimientos involuntarios que se repiten. Así podemos observar movimientos oscilantes, movimientos ondulantes, movimientos largos y lentos, rápidos y cortos, entrecortados, etc. Esto es muy evidente en las dos fases de los enfermos maníaco-depresivos.

"Toda idea está acompañada de un movimiento y acompañando un movimiento podemos inferir el tipo de idea." Carpenter (27).

Los compositores musicales escriben en las partituras patrones ya establecidos de melodías y ritmos para inducir, a los oyentes, ciertos estados emocionales como miedo, tristeza, alegría, cólera, etc (por ejemplo, la música que acompaña las situaciones de miedo, intriga, etc en las películas de cine). Para ello utilizan los intervalos musicales (distancia o diferencia de altura que hay entre dos notas). Es interesante observar que en muchas ocasiones lo que más influye en el estado de ánimo es el silencio que se produce entre la ejecución de dos notas o en el salto de una nota en el desarrollo de una escala musical. Un silencio en una melodía provoca una sensación de situación no resuelta. En los tratamientos osteopáticos también se buscan y respetan los silencios aparentes en los movimientos involuntarios de los tejidos, los Still points, que suelen producirse antes de la liberación de muchos bloqueos.

Los movimientos ondulantes son una constante en el universo, en la vida del hombre y en la música del guitarrista. Recibimos la energía que nos da la vida en forma de luz solar (onda electromagnética). Nuestro cuerpo se expresa con movimientos ondulantes anclados en niveles profundos de la conciencia y podemos expresar nuestras emociones a través de ondas vibratorias producidas al tocar las cuerdas de una guitarra y transmitidas por el aire.

El observar al guitarrista creando su música nos ayuda a entender a los antiguos osteópatas como Still. Trataban al ser humano en todos sus planos, sin limitarse a ver en la enfermedad una simple disfunción somática.

El osteópata con el cuerpo del paciente actúa como el guitarrista con la guitarra: realiza con sus manos algo más que una sucesión de movimientos o manipulaciones razonadas y bien ejecutadas.

"La música es el arte de combinar la melodía, el ritmo y la armonía. La melodía es hacerse preguntas y dar respuestas a estas preguntas, y esto pertenece a la razón. El ritmo es ordenar estados de conciencia, y pertenece a la voluntad. La armonía es el arte de conjugar las cosas, de equilibrarlas, de ordenarlas, y esto pertenece al corazón." Rosales (32)

"La guitarra es uno de los instrumentos más completos de la orquesta, pues es factible de ser utilizado en función de los tres elementos esenciales de la música, es decir, la armonía, la melodía y el ritmo.” Rosales (4)


AGRADECIMIENTOS

A Manuela Rangeard, Gabriel Rosales y Juan Elizalde por su inestimable ayuda.


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