Dr. Antonio Ruiz de Azúa Mercadal
Médico osteópata (Barcelona)
Publicado en 2004 en la página web Amigos de Chiari.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES SOBRE LAS MALFORMACIONES CRÁNEO – CERVICALES
Las
malformaciones congénitas del tejido nervioso de la columna vertebral pueden
producir en los músculos que están bajo su influencia (miotomo) un estado de
irritación, contracción y dolor de características crónicas. Esta contracción
permanente produce una alteración vasomotora con exudado de sustancias al
tejido intersticial con la consiguiente inflamación y edema. Si esta situación
persiste con el tiempo, los tejidos se irán fibrosando y retrayendo. Todo esto
se perpetuará en un círculo cerrado de dolor y contracción. Con el tiempo esta
rigidez y contracción secundarias se hacen independientes de las causas que las
produjeron.
No
siempre hay una concordancia entre los signos radiográficos y los síntomas que
padecen los pacientes con malformaciones cráneo-cervicales. Tenemos que
distinguir entre la sintomatología por acción directa de las malformaciones y
la producida por las lesiones secundarias en los tejidos periféricos a la
malformación. Por ejemplo, podemos observar que los grados de desviación de una
escoliosis (medida mediante radiografías) permanece estable mientras que el
paciente sufre un aumento de su dolor de espalda. En ocasiones también podemos
observar un paciente que sufre un aumento progresivo de parestesias y dolor en
las extremidades superiores, sin que se produzca modificación del tamaño de la
cavidad siringomiélica.
BASES
DEL TRATAMIENTO OSTEOPÁTICO
La
rehabilitación y la osteopatía son muy útiles en las malformaciones
cráneo-cervicales. No debemos hablar de lesiones neurológicas no recuperables,
sino de lesiones neurológicas no rehabilitadas.
La
osteopatía no corrige las deficiencias de las estructuras anatómicas pero sí
mejora la fisiología de los tejidos blandos que las rodean.
Para
entender la base de los tratamientos osteopáticos tenemos que remontarnos a las
consideraciones que postuló el fundador de la osteopatía, el Dr. Still. Lejos
de lo que se afirma, el Dr. Still era un defensor de la utilización de la
cirugía cuando las técnicas osteopáticas fracasaban, por lo que los
tratamientos osteopáticos deberían ser complementarios de los quirúrgicos.
Las
fascias son los tejidos que rodean y unen todos los órganos del cuerpo humano.
A través de ellas llegan los nutrientes y el oxígeno a todas las células del
organismo. Para explicar el funcionamiento de las fascias, el Dr. Still
empleaba una analogía en la que comparaba a las fascias, constitutivas del
tejido conjuntivo, con un campo de cultivo. La sangre que aporta la circulación
sanguínea riega este “campo de cultivo” fascial con las sustancias nutritivas
mientras que los sistemas venoso y linfático lo drenan. La dirección y
coordinación del riego de los tejidos fasciales vendría determinado por el
sistema nervioso. Si se produce una compresión nerviosa o una disminución de la
circulación sanguínea, este terreno no se irriga bien, con la consiguiente alteración de la
fisiología celular.
En
el interior de las fascias encontramos redes de fibras de colágeno que
contribuyen a darles forma. Dichas redes forman un armazón de características
viscoelásticas sensible a las tracciones producidas durante la terapia manual.
Mediante las técnicas osteopáticas tisulares se actúa sobre la estructura de
las fibras de colágeno aumentando la elasticidad de los tejidos. Con el tiempo
disminuye la retracción y la fibrosis y mejora la circulación intersticial.
Todas estas mejoras físicas producen una disminución de los síntomas (dolor,
etc).
En
algunas publicaciones médicas se puede leer que la mejora de la sintomatología
obtenida mediante un tratamiento osteopático con plantas medicinales,
acupuntura y movilizaciones vertebrales son debidos al efecto placebo. Estas
afirmaciones sólo demuestran el desconocimiento que se tiene de la osteopatía.
En osteopatía no se recetan plantas medicinales, ni se practica acupuntura y
las manipulaciones vertebrales sólo son una de las numerosas técnicas que
realizan los osteópatas. En las páginas web de algunas asociaciones
internacionales de enfermos de Arnold-Chiari se puede leer que la osteopatía no
es recomendable en los pacientes con enfermedades cráneo-cervicales. Se parte
de la base de que en osteopatía sólo se realizan manipulaciones vertebrales,
ignorando que los osteópatas poseen técnicas muy útiles de tratamiento de los
tejidos blandos. Para agravar esta ignorancia el término osteópata es utilizado
por numerosas personas que emplean técnicas que nada tienen que ver con la
osteopatía.
Es
difícil que se dediquen recursos económicos en la investigación osteopática. La
osteopatía no está reconocida por la sanidad pública y no interesa a los
laboratorios farmacéuticos, principales responsables de la financiación de la investigación médica. También dificulta
la investigación el hecho de que no se puede comparar los tratamientos
osteopáticos realizados por diferentes osteópatas (con distinta experiencia) en pacientes diferentes.
Pretender
realizar un protocolo de tratamientos osteopáticos es desconocer que este tipo
de terapia manual no se puede estandarizar ya que hay que basarse en las
particularidades de cada individuo. También es difícil realizar protocolos de
tratamientos en las malformaciones cráneo-cervicales por el hecho de que bajo
este nombre reunimos un conjunto de enfermedades sin un límite bien definido
entre ellas. Por ejemplo, muchas de estas enfermedades tienen en común el
aumento de tensión en la médula espinal, pudiendo superponerse los signos y
síntomas de una enfermedad de Arnold Chiari con los de una siringomielia o una
escoliosis idiopática.
Como
ya hemos indicado, parte de los síntomas de las malformaciones
cráneo-cervicales se localizan en los tejidos blandos (músculos, fascias,
tendones, etc). Actuar sobre los tejidos blandos no es tratar la causa primaria
(tratamiento etiológico) pero sí nos permite mejorar la calidad de vida de estos
pacientes, que es lo que se pretende.
Las fascias y las inserciones tendinosas son estructuras muy sensibles al
dolor por encontrarse en ellas gran cantidad de terminaciones sensitivas. Todas
las contracturas musculares crónicas causadas por una irritación nerviosa, por
una sobrecarga mecánica o por tensiones de origen emocional, estimulan estos
receptores nerviosos y producen dolor. Es posible que esta situación sea uno de
los orígenes del dolor en los puntos gatillos (trigger points).
OSTEOPATÍA CRÁNEO
- SACRA
Para los tratamientos de los trastornos músculo-esqueléticos el Dr.
Sutherland propuso las terapias osteopáticas cráneo-sacras. En este breve
artículo no se pueden exponer las bases anatómicas en las que se basaba, pero
sí citaremos que describió la presencia de una fuerza mecánica que discurre por
el interior de la columna vertebral desde el cráneo hasta el sacro. Sutherland
atribuía la transmisión de esta fuerza a la acción que ejercía la duramadre
espinal. Para llegar a esta conclusión utilizó la palpación, ya que en aquel
tiempo se desconocía el TAC y la RMN. Gracias a las investigaciones del
neurorradiólogo Dr. Roth, actualmente defendidas por el neurocirujano Dr.
Royo-Salvador, sabemos que existe una fuerza desde el interior de la masa encefálica
que se transmite a través de la médula espinal, por el interior de la columna
vertebral, hasta la inserción en el coxis mediante el “filum terminale” y el
ligamento sacro-coxígeo. Esto ha sido demostrado mediante imágenes de TAC y
RMN.
En las técnicas cráneo-sacras se realizan ligeras presiones con las manos sobre la cabeza y la cintura
pélvica. Estas técnicas apenas producen movilizaciones en las articulaciones
vertebrales. El posicionamiento de las manos del osteópata en la base de la
cabeza del paciente (a la altura del hueso occipital) es agradable y relaja de
forma pasiva la musculatura posterior del cuello. Si, como sus detractores
indican, las técnicas osteopáticas cráneo-sacras sobre la zona occipital
(también conocidas como de compresión del IVº ventrículo) no producen ninguna
acción, significaría que no son peligrosas y, como mínimo, no estarían
contraindicadas. El apoyo de la mano del osteópata bajo el sacro del paciente
tampoco produce grandes movilizaciones vertebrales por lo que, siguiendo el
razonamiento anterior, no encontramos ninguna justificación para
contraindicarlas en los pacientes con malformaciones cráneo-cervicales.
TÉCNICAS
OSTEOPÁTICAS FASCIALES
Otras técnicas osteopáticas de interés son todas aquellas que actuando
sobre las fascias están dirigidas a dar libertad a las articulaciones en las
que se insertan, como por ejemplo las técnicas de liberación de los omóplatos.
Este par de huesos están situados en un lugar clave de la espalda; de ellos
parten músculos que los conectan con la extremidad superior, con la cabeza y
con la columna vertebral. Si mejoramos la movilidad de los omóplatos producimos
una mejora en la tensión de la musculatura de toda la espalda. En la técnica
más sencilla de liberación fascial de los omóplatos el paciente se estira sobre
la camilla de forma que sus omóplatos reposan sobre la cara palmar de las manos
del terapeuta. A continuación el osteópata, aprovechando el peso y la
respiración del propio paciente, realiza con sus manos unos pequeños movimientos
y el paciente va ganando progresivamente movilidad en esa zona.
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